19 de mayo de 2009

Descanse compañero

Me ha pillado desprevenida, en otra cosa, lo que ha hecho que aún no me crea que Mario Benedetti haya fallecido.

Sabía que estaba viejito, que no llevaba bien la muerte de su mujer, que esto es ley de vida, que unos llegan y otros se van… pero me pilló a contrapié como siempre me pillan las muertes, incluso las más anunciadas

Don Mario tenía un don y debemos dar gracias que lo compartió con todos. A mi, como decía en el otro post, me ganó con “La Tregua”, de él tomé prestado el seudónimo de Avellaneda cuando me embarqué en esto de los blogs. A él le debo el gusto de releer su obra, de descubrir siempre algo nuevo y de ver a mengana y futano ser protagonistas de tantos y tantos versos.

Quería poner otro poema pero he recordado este pasaje de La tregua donde Martín Santomé cuenta los lunares de Avellaneda... es que me ha hecho recordar que hace tiempo también tuve esa necesidad

Martes, 19 de Marzo
Trabajé toda la tarde con Avellaneda. Búsqueda de diferencias. Lo más aburrido que existe. Siete centésimos. Pero en realidad se componía de dos diferencias contrarias: una de dieciocho centésimos y otra de veinticinco. La pobre todavía no agarró bien la onda. En un trabajo de estricto automatismo, como éste, ella se cansa igual que en cualquier otro que la fuerce a pesar a buscar soluciones propias. Yo estoy tan hecho a este tipo de búsquedas, que a veces las prefiero a otra clase de trabajo. Hoy, por ejemplo, mientras ella me cantaba los números y yo tildaba la cinta de sumar, me ejercité en irle contando los lunares que tiene en su antebrazo izquierdo. Se dividen en dos categorías: cinco lunares chicos y tres lunares grandes, de los cuales uno abultadito. Cuando terminó de cantarme noviembre, le dije, sólo para ver cómo reaccionaba: “Hágase quemar ese lunar. Generalmente no pasa nada, pero en un caso cada cien, puede ser peligroso”. Se puso colorada y no sabía dónde poner el brazo. Me dijo: “Gracias, señor”, pero siguió dictándome terriblemente incómoda. Cuando llegamos a enero, empecé a dictar yo, y ella ponía las tildes. En un determinado instante, tuve conciencia de que algo raro estaba pasando y levanté la vista en mitad de una cifra. Ella estaba mirándome la mano. ¿En busca de lunares? Quizá. Sonreí y otra vez se murió de vergüenza. Pobre Avellaneda. No sabe que soy la corrección en persona y que jamás de los jamases me tiraría un lance con una de mis empleadas.


Descanse en paz maestro, gracias por compartir su don con nosotros. Seguiremos recordándole en todas esas sensaciones que nos siguen provocando sus letras.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Lo comparto, yo tambien he pasado muy buenos momentos en su compañia, esa que da ser uno de los grandes en las letras... y que permite acompañar a muchos.. que lo hemos necesitado.

Que descanse en paz.

Un abrazo AVELLANEDA

EL INSTIGADOR dijo...

Avellaneda, jeje. Ya no me acordaba.

De los genios, siempre nos queda su obra, su impronta y ese dulce regusto que nos sorprendió cuando los leímos la primera vez.

Besos

raindrop dijo...

Quizás cuando empiece a superar un poquito el golpetazo que me ha supuesto su muerte, se me ocurra algo interesante que decir...
Hasta me lo había imaginado escribiéndonos algo más, pero no ha podido ser...
ayssss

un beso pa'ti, Avellaneda ;D

Tamara dijo...

A Benedetti no sólo tenemos que agradecerle su obra, sino el legado que ha dejado atrás en la inspiración de gente con tanto talento como tú. De Benedetti y su fallecimiento, ya no puedo añadir más. Hay un rastro de dolor que nos dejan cuando se van aquellos a quienes tanto admiramos y con cuanta frecuencia nos han abrigado...y que se nos queda adherido entre los versos más hermosos.
Un besazo grande, amiga.

Avellaneda dijo...

Acompañados estamos entre todos por esta penita, pero es cierto que siempre nos quedarán sus letras y su genio para recordarle y para disfrutar.

Es curiosa la coincidencia de tantos con la creación de este hombre verdad? Y gente tan diversa, eso es una cosa que solo se le puede reconocer a pocos

Un beso compañer@s

Basquiat dijo...

cierto, siempre estará presente y es algo bello que a todos nos haya tocado de forma variada y distinta.
un fuerte abrazo.

AnaR dijo...

PALABRAS PARA MARIO BENEDETTI

Un simple crepúsculo
y empiezas a tararear la eternidad.
Moriste.
Es personal, es arduo llorar
la quema de una ventana que la vida ya ha cerrado.
Y es que el último gesto de la poesía
siempre es un acto de desposesión.

***

Las palabras serán la ternura de la sangre,
desde el mortal beso que en tus labios dejó mayo.
La indomable razón que nos rige, sobrevive,
sobrevive en todos los campos de batalla de la memoria.
Nuestro ulterior, poeta,
es tuyo porque nos quedamos
en las mismas dunas que se forman desprendidas
y colmadas con la misma lengua.
Tus oriundos, maestro.
Vinculados al fondo
como un coágulo de lágrimas,
y tú sabes como yo que se rebelaran
contra nuestros pálidos disfraces.
Tú que supiste cuanto es de terrible
el peso de las palabras en la balanza del exilio
y tú supiste que la poesía
es la única posible conversión de la espera.
Sólo nos dejas voz para gemirte en este viaje,
sin boleto de regreso,
en cuya beldad retoñas al final de la avenida intangible.

Mientras tanto…gracias, Benedetti ,
por haber estado en esta vida.

Ana.M.M.N.(AnaR)