No conozco tu historia.
Tus pies pueden caminar firmes o titubear ante el dominante. Tus manos acariciar o golpear sin preguntas. Tus brazos abrazar o desdeñar amores. Tu cabeza asentir o renegar de todo lo que no te incumba. Tu nariz recrear las primeras sensaciones de la mañana o llenarse de odios hacia el que no conoces. Tu boca rozar lo sublime de un beso o mascullar insultos gratuitos.
No conozco tu historia ni el rumbo de tu camino, pero te me pareces.
Son tantas las opciones de un rostro al azar y no siempre opto por la menos lesiva.
Sospecho, desconfío, me prevengo y antes de cruzar de acera mi consciencia decide que: Eres el que escucha y atiende, el que acepta y acoge, el que acaricia y besa, el que abraza y sostiene, el que respeta, disfruta, comparte, aporta. Decido que eres la mejor opción de lo que podrías ser.
Ante el otro quisiera abonarme a la misma apuesta, a la misma combinación con la inalterable esperanza de acertar.
La foto pertenece a la fotógrafa mejicana Carolina Chávez. ella confía en que mis palabras apostillen sus instantes que, reconozco, me encantan y yo lo intento al menos.
Su trabajo tiene mucho de latidos, de pulsos en diferentes rincones y también de azares.
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