30 de enero de 2022

50 + 365 Estados de ánimo




 


Tengo la sensación de que anteayer fue mi 50 cumpleaños, de que han pasado solo unas semanas y aquí estoy sumando 365 días más a los 50 aunque tenga esta sensación de estar en el mismo sitio. 

Si es cierto eso que dicen que la tierra es redonda y gira alrededor del sol, he añadido unos cuantos amaneceres nuevos, un anillo más en mi corteza, unos miles de minutos más a mi reloj de arena, aunque la sensación de inmovilidad sea demasiado tangible. 

No podemos detener el determinismo de una mañana tras otra, de un minuto sobre otro, de un segundo que mata a otro para desaparecer después. 

No hay otra, no se puede. 

Esa sensación de quietud existencial no es real, puede que haya instantes en los que parece que la vida se detiene, que el tiempo desaparece, que no tiene sentido. Por ejemplo en los instantes de placer instantáneo, en las carcajadas compartidas, cuando se ama intensamente o cuando nos asalta el dolor de una ausencia… 

Pero el tiempo sigue, una mañana tras otra, un minuto sobre otro, un segundo que mata a otro para desaparecer después. Ese tiempo, ese devenir que sentimos inalterable dicen que es distinto cada vez. 

Así que no puedo escudarme en la sensación de quietud. Hoy más que otro día soy consciente de que el tiempo pasa y a mis 50 añado lo que he decidido sean 365 estados de humor. No tengo idea del cómputo total de risas, enfados, tristezas, disfrutes, asombros, lágrimas, soledades que he acumulado, lo que sí puedo decir es que esos vaivenes emocionales y todo lo que ello implica me han traído hasta aquí. 

Seguiremos nadando en distintos ríos temporales hasta que la maquinaria se detenga y el tiempo escape para seguir fluyendo.


(Esta auto felicitación me ha salido un pelín filosófica me temo)


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