30 de julio de 2006

Un año más


Está en el mismo lugar en el que estaba hace un año, pero no es la misma. Ha cambiado mucho desde aquellos días. A veces parecen muy lejanos y otros la añoranza la invade.
Le gustaría estar justo en esa fecha para reunir algunos de los capítulos de su vida, los más hermosos y poder prever los más desastrosos pero... ¿para qué? De los más hermosos salió más rica, más persona, se reconoció y se quiso y los momentos más desastrosos eran inevitables.

¿Arrepentimiento? Ninguno. ¿Añoranza? Un poco. Soñaba con que el viento, ese que acompaña también al árbol solitario, le arropara y acariciara la piel, que fueran sus manos. Aunque hoy la brisa no recuerda esa caricia; hoy la brisa le habla de ella, de lo que es y está consiguiendo ser.
¿Se cambiaría por esa mujer de hace un año?
Mira el paisaje plano, amarillo, a veces salteado de motas verdes. No parpadea, su pensamiento se evade un segundo mirando de nuevo, un año más, el horizonte árido, hermoso y único. Mueve la cabeza decidida y resuelve que volver no tendría sentido, que lo bueno seria genial revivirlo, lo malo mejor dejarlo atrás. Rebobinar no cambiaría las cosas. No, definitivamente no está dispuesta a volver a ser esa mujer. Debe hacer borrón y cuenta nueva, avanzar siempre hacia delante, a trompicones, con lágrimas y risas pero avanzando hacia lo que siempre quiso ser; una persona plena. Aun le quedan muchos años, muchos días como ese.

Cierra los ojos.
Aspira y reconoce el olor a jara y a tomillo.
Vuelve a mirar. Bajo ese mismo cielo, mirando el mismo paisaje, pronuncia su nombre pero ya no significa lo mismo.

14 de julio de 2006

Los sueños son producto del deseo humano

Me has visitado en sueños.
Precisamente hoy.
Aprendo a dejarte al fondo
en el rincón de los recuerdos
y te empeñas en regresar.

Esta vez he disfrutado
de tu cuerpo a mi lado,
de un beso
que aún recuerdo tan bien.

Pero al despertar
he tenido que ahogar un grito
que me provocaba
descubrir el espacio
que he encontrado.

He tragado
todo lo sentido
y poco a poco
recogido mis pedazos
los tuyos
y los he llevado de nuevo
al fondo
al rincón de todos mis recuerdos
mientras una lágrima
ha salido a despedirte.

Utopías prejuiciosas

Qué pasaría si un día Otegui se levantara y fuera hijo de un guardia civil asesinado por ETA: si Acebes, Aznar, Rajoy fueran padres de presos dispersos y lejos de sus familias: si los palestinos fueran israelitas y los judíos despertaran como palestinos asediados por israelíes que antes eran palestinos: si un hombre rico, de un barrio pudiente, se levantara en una cama en un piso de 55 m2 compartido por 10 personas más, que trabajara en la construcción y además fuera polaco y no hablara español.

Si yo misma, ese mismo día, me levantara rubia y con mechas, pechos, labios y cara mejorada con cirugía y botox, el armario lleno de ropa cara y de marcas impronunciables pero llenas de glamour, con pensamientos que nunca han ocupado el mínimo tiempo en mi cabeza.

Si un obrero se transformara de manera inmediata en empresario, si un empresario fuera obrero, si un maltratador fuera mujer maltratada, si una victima ladrón; si amaneciera el hombre mujer, y la mujer hombre, si el homófobo fuera homosexual, el negro amaneciera europeo blanco y el europeo fuera negro, africano y mujer.

¿Qué pasaría si todo el mundo se transformara, por arte de la magia o de un Big Ban no mortal, en lo que tanto desconoce, odia y/o teme?

Si ocurriera todo esto en un mismo instante, en la misma mañana, el mundo como lo conocemos, el género humano, acabaría con su existencia en un suicidio general, o explotaría y su efecto sería como el cataclismo en el que se extinguieron los dinosaurios.

O sería una transformación, un cambio total. Nacería un hombre nuevo, se crearía el siguiente eslabón de la evolución y pasaríamos del “Homo Sapiens” (informáticus, individualis, primericusego, etc.) al “Homo Cojonudum”.

Se nos alargaría el cráneo, los ojos serían enormes almendras de color negro, pequeña boca, cuerpo casi transparente, extremidades largas… Si, nos convertiríamos en esos alienígenas de buen rollo que vemos en las películas americanas, seríamos seres humanos que se respetan y quieren.

El título ya lo dice, esto es una utopía llena de prejuicios, pero… dejadme soñar…