6 de agosto de 2017

LATIDOS ANARQUICOS


Soy
latido de sílabas
sin ritmo
sin pausa.
Es mi verso la libertad
de mi prisión tallada.
Alzo mi vista hacia el suelo
que me atrapa.
Vuelo alto en el sueño
de lo no posible, del aún no.
Abro mis ojos correctos
perdiendo la orientación
del horizonte que aguarda.
Se escucha mi verso
no rimante,
el latido anárquico
de las letras que sanan
los torrentes
de mi propósito.

Soy
de latido mediocre a veces,
taquicardia de sentimientos,
borbotones, hemorragias
que dan sentido a un destino
guardado bajo la llave del deber.
Vuelo mirando al suelo
que me ata
con esas cuerdas
cuerdas
de lo bien hecho.
Es mi mente, mi quizás
quien aprieta mis grilletes.
Algún día, me repito, algún día
el vuelo surgirá y tendré que aceptar
la decepción de lo idealizado
Nos ganamos el derecho
a esa decepción
cuando soñamos.

Soy
cuando las palabras
fluyen sobre un papel
tan generoso,
cuando el sentir, la plenitud,
la alegría, la tristeza,
la angustia, el tal vez
se vierte sin parar.
En ese instante
soy
latido anárquico de sinsentidos,
ritmo carente de rima,
construcción de ladrillos
de dimensiones irregulares,
un baile de coreografía errante.

Pero mi quimera es grande,
mi alma elástica,
mi rima anárquica,
y mi futuro
de una arbitrariedad caprichosa.


17 de julio de 2017

PÉNDULO IMPARABLE


Ninguneado el soporte de su hombro
Oye música atenuada de sonrisas

Echando de menos lo ignorado
Sobre cenizas cuarteadas por selectiva indiferencia

Serenidad a golpe de costumbre
Observa el recorrido de un amaestrado péndulo
Ladeando su trayectoria con intención
Espera un nuevo rumbo 
Dejando al azar su desamarre
Aun sabiendo lo imposible del propósito
Deja la oportunidad al delirio que repite visita

Está lejos la decisión definitiva
Sopesa un regreso triunfal

Amarrando el equipaje acumulado
Ultima la huida programada e inútil
Tras lo cual vuelve a ocultarse
Oyendo el murmullo de sus pensamientos
Rotundos sueños inabarcables
Ecos repetidos de posibilidades abandonadas
Sobre manteles llenos de manchas
Perpetradas a propósito 
Enamorada de sombras pasadas
Tremendas heridas cosidas a conciencia
Oscila el péndulo imparable.


30 de enero de 2017

10 años más

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos
para cambiar lo que somos
Eduardo Galeano
Hoy hace 10 años cumplía 36 y me respiraba feliz. Leo en mi primer post de aniversario que me apetecía dar las gracias a toda la gente conocida, a la que me quería y aún me quiere, daba las gracias por esas cosas hechas y por  todo lo que quedaba  por disfrutar. Hoy sigo dando las gracias aún con más razón. 

Hablaba de tener la sensación de no hacer otra cosa que “abrir puertas. Nuevos lugares, personas, actividades, locuras, sentimientos, mis amigos de siempre y la manera diferente de mirarnos, mis nuevos amigos y las formas de irnos conociendo...” Me leo y me veo en esa persona de hace 10 años pero también debo confesar que me cuesta reconocerme.


Hace 10 años sentía que estaba en un tren que se movía, un tren que me llevó lejos a terrenos donde nunca pensé que podría sobrevivir. Y lo hice. Eran tiempos de conocimiento y de algo de locura, tiempos de retos y de golpes del destino. Tiempos de vivir a pesar de todo.  Tiempos de aprendizajes y riesgos. En estos 10 años crecí, temí, sentí, sufrí, amé y desamé, me alegré, me hundí, me levanté, despedí y abracé, lloré y reí, perdí y gané. Hace 10 años estaba embarcada en un viaje hacia dentro desde fuera y hoy me sorprendo sacándome a tirones.

Hace 10 años avanzaba sin saber hacia dónde, con el miedo prendido a la solapa, dando tumbos y tocando paredes mientras pisaba piedras conocidas de otros tropiezos, pero con la inconsciencia de estar viviendo. Han pasado 10 años de golpes profundos y dolorosos y por ellos y gracias a ellos no soy la misma. Han pasado 10 años y sigo aprendiendo. Han pasado 10 años y me encuentro de nuevo buscando. Han pasado 10 años  las preguntas han cambiado pero la urgencia de tener respuestas no es la misma.

Hoy hace 10 años cumplía 36 y me respiraba feliz. Hoy cumplo 46 y simplemente me concentro en respirar, en no perder la perspectiva de verme con ojos de testigo y no de juez. Hoy cumplo 46 y decido no apagar la luz que desprenden mis aciertos y mis errores. Hoy cumplo 46 y sigo aprendiendo, sigo viviendo, sigo riendo, sigo llorando, sigo sintiendo y sigo sorprendiéndome.

Soy 10 años más yo, me reconozco más serena, más auténtica, más frágil incluso, más harta, más enfadada, más incrédula pero también más ligera, más inconsciente, más atrevida, con más ganas de reír, con menos miedo a faltar, con menos respeto a fracasar. 

Soy 10 años más yo y estoy aprendiendo a tomarme menos en serio.