29 de septiembre de 2009

Mal día


Este poema es lo que denomino "literatura liberadora", mi propio € de bosque


Que si te quiero me preguntas
¡Y yo que sé! quiero contestar,
si cuando te miro no te veo
solo puedo indagarte.
Me trae por la calle de la amargura
tanto problema irresoluble,
tanta negatividad,
tanta basura…
Me ahoga,
me sobrepasa
y tu me pides un te quiero.
No va a poder ser,
hoy no, es imposible
porque mis te quiero son pesados,
densos, apasionados
cuando los menciono
me gusta darles
un toque de irreversibilidad.

No puedo ser menos vehemente.
Hoy no,
no quiero,
no debo
¡no puedo!
Hay tantas cosas que se plantan frente a mi
que me duelen…
tanto despropósito
que me hace temblar de rabia
que mi mano se alza pidiendo un caballo,
como aquel rey que entregaba su reino
por una salvación…

Hoy es un día de esos torcidos,
con mañanas torcidas,
palabras torcidas,
sentimientos torcidos
si debo decir te quiero
necesito entrar en el mar
hasta llegar a su fondo
gritarlo y ahogarme con sus letras.
Eso exorcizaría mi ser
podría regresar calmado, manso
con la mente en blanco para empezar de cero.

Si, te necesito aquí,
pero no puedes quitar
las telarañas de mi esperanza,
debo hacerlo solo.
Se que mañana será diferente.
O no,
quizá vuelva a torcerse el día
que mi deseo de romper con todo reaparezca…
está claro que no hay más opción
que tirar hacia delante
pero en el líquido amniótico
todo se presentaba tan idílico…
¿en qué momento cambió el cuento?

21 de septiembre de 2009

Autorretrato madrileño

Miguel, compañero bloguero, desde su magnífico rincón Mis fotos de Madrid -que os recomiendo si queréis conocer historias, rincones, curiosidades sobre esta ciudad-, nos pidió hace unos meses a sus lectores que, si teníamos a bien, le enviáramos un escrito sobre Madrid: sensaciones, ficciones, realidades, personajes, calles...

Lleva ya varias historias/relatos/poesías publicadas, entre ellas, por ejemplo, el relato de Tamara Refugio o Sombrerete de Belen in Red, primer post de este experimento. Digo estos dos porque compartimos lecturas blogueras, pero hay muchos más.

Confieso que me ha costado ponerme con ello porque, como le decía a Miguel en un mail, se me ocurrían un montón de cosas que contar, de rincones, calles, personajes, situaciones... pero no conseguía centrarme. Así que al final me decidí por lo que me cuesta menos; escribir una poesía sobre esta ciudad que me acogió hace unos cuantos años, sobre la gente que me he encontrado y que me trata tan bien. De todo eso surgió este poema que publica Miguel hoy en su blog y que comparto con vosotros .

Miguel, muchas gracias por tu generosidad y tu iniciativa que ha dado lugar a abrir mucho más estas relaciones blogueras.


Autorretrato madrileño


Atraqué en el puerto madrileño
antes del efecto dos mil
y le perdoné su falta de mar

Desde el primer día
de paseos concéntricos
de miguitas de pan
para no perderme en su enormidad
en mi retina se matizaron
sensaciones conocidas y extrañas

Mis ojos hasta entonces
abarcaban paisajes
demasiado tropezados
Bendije encontrar
la diversidad, la diferencia
Agradecí la bienvenida
sin muchas preguntas

Salir a sus calles
es mantener abiertos
los sentidos más primitivos.
No sé por qué me ha ganado,
quizá es su color que no podría definir
es la frescura de un portal en verano
el abrigo de sus calles cuando hiberno

Madrid me ha hecho egoísta
todo lo que observo me lo quedo
sus rincones me pertenecen
desde que mis pies
se hundieron en su perfil

Madrid se me antoja cambiante
en su cotidianeidad
Es una ciudad llena de pequeños pueblos
un cosmopolitismo a punto de explotar
inocencias disfrazadas de ambiciones
solidaridad silenciosa, sin nombres
transparentes que luchan por ser vistos
orgullo teñido de escepticismo
alberga guaridas de silencio
que hacen más sonoro el ruido
las esquinas, los cruces
la sorpresa de un encuentro
el descubrimiento de lo único
que siempre estuvo allí
sensaciones irrepetibles
llenas de transiciones

Madrid
jungla que crece
donde los camaleones
pueden vivir felices
Ciudad de contrastes
que acogió sin preguntas
mi saco de contradicciones


Todas las fotos incluidas en este post pertenecen a Miguel, excepto la última que es de mi amiga Alicia

15 de septiembre de 2009

Cómo quitar una mancha de sangre



Tienes una mancha de sangre en el cuello de la camisa, que por cierto ¿siempre usas camisa? Me resulta extraño porque un chico joven como tú suele llevar camisetas de esas con lemas graciosos. Algunas les he regalado yo a mis hijos. Porque sí, tengo hijos. Tres hijos como tres castillos, ya emancipados ¿eh? No te vayas a creer. Estudiaron y en cuanto tuvieron oportunidad se fueron, que no se lo reprocho porque para vivir en mi casa hay que tener valor. Mi marido es un pesado que no para de hablar y de pedir y de mandar. Yo normalmente no hablo nada, no puedo, a no ser que lo haga cuando estoy sola, que lo hago eh?. Porque no se puede estar sin hablar mucho tiempo, es algo necesario…

¿Quieres que te de un remedio para quitar esa mancha de sangre de la camisa? ¿Te la hiciste afeitándote a que sí? Es que mira que sois descuidados… que uno se afeita sin camisa hombre, primero afeitarse y luego después de un rato se pone uno la camisa. Anda que no se lo he dicho yo veces a mi marido, aunque nunca me hizo caso. “Eres una inútil” me dice cuando tiene el día torcido, qué es la mayoría de los días. Una inútil que ha estado manteniéndole y cuidándole sin pedir nada a cambio y que ha sufrido sus desprecios durante años….

En fin… a ver, para quitar la mancha. Coges un bote de agua oxigenada y lo echas sobre la sangre. No me mires así, ¡es un remedio infalible! Se quita la mancha en un pispas, y luego a la lavadora, claro, que igual eres capaz de volvértela a poner….

No sé, esto es ridículo, no paro de hablar porque no quiero decir lo que realmente pienso en estos momentos. Soy una mujer de impulsos, al menos desde que me separé y muy curiosa, cosa que agradezco no haber perdido en todos estos años de vida materno-marital que me he tragado.

Por esa razón me compré el ordenador, que me dijo Paqui que lleva ya un año con él y la entretiene mucho. Me lo compré, aprendí a trancas y barrancas pero aprendí a manejarlo. ¡Qué de cosas hay para aprender en la vida! tu aún no lo sabes, te crees que lo sabes todo pero… ¡Ay dios! Otra vez me sale la vena de madre! Samuel, corazón, no vamos a prolongar más este sufrimiento ¿vale? Vamos a prometernos una cosa y luego nos iremos cada uno por nuestro lado como si nada de esto hubiera pasado. A partir de ahora lo primero que preguntaremos en un chat será la edad y esta vez prometemos ser sinceros ¿de acuerdo?



... Y también Espera aclaratoria en mi blog Escenas de vida

11 de septiembre de 2009

Abrazos escritos


Recibí un abrazo de palabras
Calidez extrema
El tiempo que todo lo cubre
intentó borrar el efecto
pero es bálsamo con autoridad
Recuerdo abrazos físicos
relatados, mencionados
pero si debo elegir,
me gustan los abrazos escritos
Aun cuando las cosas cambien
el soplo en el que se otorgaron
era calor certero
La sinceridad a veces muta
como lo hace el escenario
la perspectiva, el afecto
El tiempo los torna diferentes
pero ese instante se queda ahí
inalterable
Un abrazo de palabras
se revive
como resucitan los momentos
en fotografías atrasadas.