28 de septiembre de 2006

Madrid

Bosques metálicos
sobre un manto ocre
es la bienvenida
que me ofreces

Cuando regreso
sonrío al descubrir,
cada vez antes,
cuándo inicias tu espacio

Llegas y perteneces
te abriga sin preguntar
e intenta asustar con su tamaño.


Si paseas por sus barrios
no te asustes por los ríos de gente
de coches, de mal humor
Mira a los ojos
de la gente
mira hacia arriba
descubre
solo eso, descubre
ella se abrirá de nuevo
para sorprenderte.

24 de septiembre de 2006

La luna y su reflejo

Hace unos meses mis amigos Tamara y Enrique me pidieron que les escribiera un poema para leerlo en la celebración de su boda y les escribí varios (una se pone…), y es que es pensar en los dos, en su amor y las palabras brotaban solas, qué le vamos a hacer si es cierto que son almas gemelas y que transmiten todo eso que son y sienten. Son uno y su reflejo.

Este es un pequeño poema para dos personas importantes para mi, muy queridos, muy próximos. Ayer el viento tuvo su propio protagonismo y no nos dejó escuchar a los que tan bien lo leyeron, así que aquí lo tenéis (se lo pido prestado a sus dueños).

Aprovecho que Tamara y Enrique estarán preparando la escapada a la Gran Manzana para agradecerles todo el esfuerzo que han derrochado en la celebración de ayer que fue una reunión de amigos y familiares - va a sonar cursi pero es así - encantadora.

¡Mil gracias mis queridos amigos y vecinos de este INSIGNE BARRIO DE VILLAVERDE BAJO! - barrio periférico de Bilbao :o) -


LA LUNA Y SU REFLEJO

Se miró en ese estanque
por primera vez.
No había tenido nunca
necesidad de hacerlo.
Era feliz y vivía completa su existencia.

Luna que sale tarde, sola,
blanca y llena a veces,
media y roja otras
con traje negro cada poco.
Luna completa siempre,
acariciando lomas,
puntas de hojas oscuras
besando suave las flores cerradas
azulando pueblos solitarios.

Ese día del que hablo
llevaba su traje níveo
y se sentía media, pero ella.
Sonreía por todo lo que tenía a su merced
poseedora de un don cálido y oscuro
que tinta de romance
esas noches de verano.

Su mirada recorría todo
y se detuvo en un brillo
azul también, pero más claro,
casi impertinente.

Esa curiosidad que descubre
le acerca a la orilla
de un estanque pequeño,
tranquilo, limpio,
sin marca de viento
sin líneas de caminos incompletos.

Mira y se sorprende de ese brillo
sabe que es su color, su esencia
pero hay algo que le atrae
y allá se complementa

Su reflejo la interroga
¿Por qué tardaste tanto?
Hasta hoy no sabía que te buscaba
¿Qué sientes al verme?
Que te echaba de menos
¿Qué quieres decirme?
Que si miro en ti me reconozco

Definitivamente no esperé en vano
Viajo desde siempre
de estanque en estanque
de pozo en pozo,
de océano a mar.

Todas las noches
las llenas, las medias,
las más oscuras
me encontraba en diversos lugares
cada día diferentes,
sin pertenecerme.

Pero no sé porqué, hace tiempo,
arribé a este estanque,
azul, solitario, en paz
y supe, sin razón aparente,
que debía quedarme.

Hoy lo descubrí,
era tu presencia la que esperaba.
Todo lo que antes hice, viajé y disfruté
era para completarme en este día.

Ahora, Luna y Reflejo son uno.

Ella sale a diario
blanca y llena a veces,
media y roja otras
con traje negro cada poco.

El reflejo le acompaña sonriéndole
esperando su regreso
azulando también pueblos,
desde ese encuentro,
ya menos solitarios.

16 de septiembre de 2006

Teorías

¿Dónde está el límite entre la locura por amor y la soberana gilipollez?
En el nivel de ceguera de uno y en el grado de cobardía del otro. En el olvido de la dignidad o la pérdida del yo egoísta. En la necesidad de respuesta, en un simulado desinterés, en un horror a la franqueza.

¿Quién o qué es el que te indica cuándo has pasado hacia ese error, hacia ese grado de estupidez transitoria?
Puede que la repentina valentía del otro, una sinceridad arrolladora y cruel pero balsámica. Puede que una sensación de ridículo semejante a estar desnudo en el metro. Puede que una maldita sustancia química –la feniletilamina- que, como todo en su momento, deja de cumplir su función ( P
ínchese aquí para poder leer un artículo sobre la química del amor).
¿Cuándo se da uno cuenta que se ha rebasado la línea, cuándo recuperas tu alma equivocada? En este caso no tengo respuestas. Debería haber una guía donde, respondiendo a un sencillo test pudieras saber si:
a) Estás viviendo una bonita historia de amor, honrada, pasional, correspondida donde caben locuras de amor.
b) Vives el amor de una manera cabal que solo dan los años de convivencia.
c) Estas rebasando la línea, estas siendo un soberano gilipollas.

En las dos primeras opciones entrarían unos cuantos, es la verdad, y la suerte que tienen, pero en la tercera opción hay lugar para muchos, muchos, muchos…

Seguro que caben muchas más posibilidades, no en vano la pareja está formada por más de uno y eso multiplica los posibles resultados y opciones por 1.000.

Si la mujer, en su sencilla complejidad, abre un mundo de opciones, el hombre, en su sencillez sin vueltas, las multiplica exponencialmente. Y eso poniéndole género a la cosa. Imagino que se puede generalizar (con talante, eso sí) a todo tipo de parejas en la que uno de ellos se plantea un mundo repleto de grises y de matices coloristas y el otro no es que tenga dos colores sino que no le da la más mínima importancia al tema.

Mi teoría de las relaciones, sus características y velocidades. Entre dos es difícil mantener una igualdad de criterio y de ahí lo complicado de la convivencia y del amor. Y esto no es que sea complicado, sino que es imposible cuando uno tiene una velocidad y el otro solo una marcha: la huída.

Cuando te das cuenta de esto… ¡es cierto! Ahí es donde das el paso de locura de amor a soberana gilipollez. No se debe arrepentir uno de haber llegado hasta ahí, ni de haber dado ese paso, es el más decisivo, el más real, el que te hace tomar una decisión (endeble y sujeta a recaídas, eso sí) de recuperar tu yo egoísta y seguir tirando.

La huída del otro es un camino de no retorno pero también es una pérdida de momentos irrepetibles como los vividos por ese gilipollas transitorio. Solo se puede sentir por el huido Com-pasión*

¡Gilipollas solemnes, solemnes gilipollas del mundo, uníos! Ahora os sentís así pero, para llegar hasta aquí se han descubierto nuestras almas al mundo… claro que ahora hay que ir
recogiendo sus trocitos e ir pegándolos de a poco, pero ese trabajo habrá merecido la pena.

* Compasión: "saber vivir con otro su desgracia, pero también sentir con él cualquier otro sentimiento: alegría, angustia, felicidad, dolor (...) es en la jerarquía de los sentimientos el sentimiento más elevado" (Definición de compasión tomada del libro de Milan Kundera "La insoportable levedad del ser" -libro del que recomiendo su lectura-)

8 de septiembre de 2006

Recuperación de la Memoria

"Hermano, tenés que ponerte al día.
Democracia es amnesia, ¿no lo sabías?"
Andamios de Mario Benedetti


Historias ocultas bajo toneladas de tierra, toneladas de minutos silenciosos, silencios de complicidad simulada tras la ignorancia.

Años de no aprendizaje, injusticia institucional disfrazada de transición tranquila. Desenterrar los huesos viejos no es resucitar odios, es enterrar y localizar no tan lejanos dolores.

Justicia sencilla, recuperación de la memoria que, aún desconociéndola, es parte de nosotros.

Localizar el resultado de los dolorosos enfrentamientos de la Guerra Civil es recordar y reconocer lo injusto de los enfrentamientos de las verdades absolutas que aún hoy vivimos.

Justo es recordar muertos invisibles, represaliados, perseguidos cuyo error fue pensar diferente. Recordar mujeres peladas, azotadas, violadas, la sinrazón de las “sacas”, el terror como arma.

Cómo olvidar los muertos, la guerra, el hambre, el pensamiento único, los bandos, el vencedor, el vencido, el odio, el rencor, la venganza.

Cómo no afrontar también el perdón, la reflexión, la convivencia, el reconocimiento. Gritar tantos años de ocultamiento, de negación, poner lugar de luto a tantos desaparecidos.

En el año de la Recuperación de la Memoria Histórica no seamos amnésicos o ignorantes, seamos partícipes de esa recuperación de una memoria que nos pertenece, de una historia que somos todos.