22 de abril de 2010

Buzones en Bergen (Noruega)

- Acabo de abrir el buzón y me encuentro lo mismo de siempre. Nada. Y con ese nada me voy a casa cabizbajo. A veces hay facturas, publicidad o notas de la comunidad pero eso no cuenta. Espero esa carta que nunca llega. Maldito email. Ya no sabemos para qué sirve un sobre y menos lo que son los sellos. No sé que está pasando pero este mundo está loco…

- ¿Usted cree?

- Vale, que aquí el loco soy yo. Posiblemente sea así pero tampoco es tan grave tener esperanzas de recibir algún día una carta larga de disculpa o de explicación o de algo ¿no? Espero una señal todos los días, esperanzado. Agarro la llave del buzón como si fuera realmente la respuesta a todas mis dudas y nunca encuentro nada

- ¿Y qué espera encontrar? ¿Qué encontrará en esa carta?

- ¡Y yo que sé si nunca la he recibido! ¿Tienen en la carrera una asignatura para hacer preguntas estúpidas? Porque si es así usted debió conseguir cum laude

La psicóloga tose para disimular una risa e intentar mostrarse molesta pero no puede. Respira hondo y volviendo a garabatear su libreta pregunta directamente:

- Lo sé pero igual es que su subconsciente está intentando decirle algo que su ser consciente se niega a escuchar…

- ¿Qué me niego a escuchar? Pero ¡si no hay cosa que más desee que leer esa puñetera carta! ¿Para qué cree que vengo aquí todas las semanas?

La psicóloga intenta abrir la boca para decir una evidencia más pero él la corta

- Vale, vale… que estoy aquí… por lo que estoy aquí

- La señora Kohlheim lo puso como condición de…

- Si, ya, ya… -suspira quedándose un breve instante en silencio pero enseguida vuelve a su conversación-. Además es que tengo ese sueño todos los puñeteros días. No sé es como si mi cerebro hubiera marcado esa pauta y ya no pudiera salir de ella, como un círculo vicioso que necesito para no terminar del todo loco. El caso es que sueño más cosas pero siempre me despierto con la imagen del buzón vacío y sin noticias de vaya usted a saber de quién. Imagínese que tengo un sueño erótico… húmedo, usted ya me entiende… - Lo dice guiñándole un ojo.

- Con la primera acepción me quedó claro

- Se me olvidaba que es usted muy “sensible” y fina. Pues eso, sueño que tengo un lío con la Beyoncé donde me lo paso en grande y… todo se difumina por mi afán de saber si ese día hay carta o no…

- Creo que estaría bien que hiciera un ejercicio

Le mira sorprendido

- ¿Para recordar el sueño erótico?

- No, está claro que no. Me refiero para terminar con ese sueño que lo… “ralla” ¿así dice usted no? Para que no le ralle más o al menos para poder cambiarlo

- Vaya, tantas sesiones con usted y es la primera vez que me da una… ¿”herramienta” dice usted? - sonriendo-. Una herramienta para solucionar mi problemilla obsesivo. A ver, sorpréndame... soy todo oídos

- Quizá si se escribiera esa carta, creo… creo no, estoy convencida que en el papel sacaría toda la información que necesitamos saber. ¿Conoce la escritura automática?

Se incorpora del diván de un salto

- ¿Una psicóloga de la calle Serrano que ha estudiado en una universidad de prestigio me está proponiendo una escritura automática?

- Veo que la conoce

- Hombre, si, lo he hecho cuando tenía unos 15 años y no creo que quisiera saber qué es lo que escribía…

- Sería interesante…

- Uy si, muy interesante y… guarro ¿puedo decir guarro en su despacho?

La psicóloga enarca una ceja y vuelve a toser ahora verdaderamente molesta

- Sigue sin tomar en serio ninguna de estas sesiones ¿me equivoco?

- No se moleste mujer, pero me ha descolocado una proposición tan... ¿paranormal?

- Ahí se equivoca, no tiene nada de paranormal, en la escritura automática es su subconsciente el que habla. Pero claro, para hacerlo hay que tener valor…

- Por ahí no siga, no me provoque con el cuento de “usted no tiene huevos” porque sabe que sí los tengo… y no digo que me los haya mirado que..

- Señor Figueras, por favor…

- Perdón, perdón- volviéndose a tumbar- … por mi parte no hay problema en lo de la escritura automática- vuelve a levantarse- ¿lo hacemos ahora?

Ella mira el reloj y comprueba que quedan pocos minutos para el fin de la sesión

- Creo que hoy no va a ser posible, no tenemos suficiente tiempo. Si quiere puede hacerlo en casa y el próximo día, dependiendo de cómo le haya ido, probamos en el despacho

- No le prometo nada… como no me guste lo que lea…

- Entonces tendrá entre sus manos la carta que tanto estaba esperando

El señor Figueras se levanta del diván alisándose los pantalones y avanza una mano para despedirse de la psicóloga que sosteniéndole la mirada le dice:

- Creo que hoy hemos avanzado mucho, Sr Figueras, en serio. Si esta prueba sale bien me da la sensación de que en breve dejaremos de vernos y podrá casarse.

- En serio, yo la quiero, debería usted decírselo a la Señora Kohlheim… no entiendo porqué no quiere arreglarlo con un acuerdo prematrimonial..., no… no lo entiendo...

La psicóloga contiene el aliento mientras observa al señor Figueras que da la vuelta cabizbajo y sale del despacho con lentitud. Ella espera a que la puerta esté cerrada para soltar todo el aire que aguantaba en los pulmones y con los papeles garabateados se acerca a su mesa. Los coloca dentro de la carpeta marrón pero antes de cerrarla rellena un papel con el nombre del paciente:

31/09/09 Conclusión a falta de prueba definitiva: La presión está haciendo su efecto, es un claro caso de miedo atroz al compromiso, a la familia, a perder su libertad. Informar a la señora Kohlheim que cabe la alta posibilidad de que no haya boda.
- Qué contenta se va a poner esa vieja arpía.


Hoy también publiqué una nueva Escena de vida: Dicen que son tres años

9 de abril de 2010

Interiorismos

Cansada, desmenuzada, deshilachada
con síntomas de desesperanza
amoldando el aliento
a un poco de luz.
Intenta mirar hacia el horizonte
queriendo tenerlo limpio YA
sospechando que el presente
no está siendo el que debiera.
Resulta extraña su mirada
estrábica en el ahora y el luego
con sus pasos tímidos
sin resultados aparentes.
No. Se niega a oler el fracaso
puede que no tenga los favores
de los que sí aciertan.
Sintió deseos de ira
pero prefirió sentarse
y la sensación de cansancio
puso peso a sus pies.
No quiere enterrarse
sino combatir y eso hace
cada vez que abre los ojos
que quisieran estar
cerrados para siempre.
Negatividad, victimismo, rabia
concentradas en un momento,
con ellas hace una bola
y juega al baloncesto.

Canasta triunfal
sin derecho a prórroga.