Con una trémula ilusión
prendida en la solapa
sin ingenuidades
ni falsas esperanzas
me dispongo a revisar –de nuevo-
la maleta que me acompaña.
Resultado del recuento
- huecos desordenados
- un corazón latiendo
- sonrisas a miles
- lágrimas numerosas también
- luchas y desencantos
- capacidad de sorprenderme (aún más)
- la misma lista de tareas pendientes
- bolígrafos y hojas en blanco
- recetas de experiencias compartidas
- y un pequeño saco de sueños intactos
Ya está todo. Puedo seguir.
No sé si cabrá algo más a partir de ahora
todo será cuestión de los amaneceresde las luchas y desencantos
de las nuevas risas, recetas y llantos
y sobretodo
de la capacidad de mi saco.