La costurera de emociones
llamó a tu puerta
el mismo día
en que te regresaste.
“He oído que llevas roto
el falso bolsillo del corazón
y he venido a resolverlo.
Soy la restauradora
de futuros imprevisibles,
la que pespunta la ilusión
para que no se pierda.
La que cose caricias
a curvas y poros invisibles ,
la que zurce besos furtivos
y borda sonrisas en los
rincones
donde acuden los recuerdos.
A veces puedo vestir
emociones nuevas
con retales desechados.
Déjame que te arregle
el siete que te hizo el miedo.
Déjame que remiende
ese descosido
que ha hecho el olvido .
Déjame que reconstruya
tu nueva prenda.
Comenzaré mi labor
prendiendo tu confianza”