La tristeza es aquello que, justo en la boca del estómago, tira hacia adentro sin piedad y te arranca del presente.
La tristeza te borra por instantes, te deja sin aliento, te
desconecta lentamente, distorsiona el tiempo y el espacio dejando una visión
borrosa del ahora.
La tristeza a veces se distrae dejándote sola y cuando vas
recuperando el ritmo de lo que no ha parado, te sorprende molesta y a traición.
La tristeza revuelve, desubica, duele, resuena y rellena el
vacío que provoca una pérdida.
La tristeza, aunque jodida es necesaria.
Me lo repito mientras desaparezco y vuelvo una y otra vez en
las rutinas de los días.