
las calles empedradas
brillan tras las lluvias tardías
Colinas rayadas
por tranvías traqueteantes
Colores de calles estrechas,
fachadas tecnicolor
con parches de ropa tendida
Andar por sus calles
es conocer un aroma
a leña y azúcar
Lisboa es melancolía,
un timbre que canta fados
llenos de soledades
Canta al destino esquivo
presente en la piel
de las mujeres de Alfama.
Lisboa es amor a manos llenas
lloro y tristeza
color, suspenso, incertidumbre
es carcajada medida
es amiga de siempre
que te espera a una puerta.
Cuando me despido
un anhelo a regreso
va llenando mi calzado
Pienso en ella cuando lloro
cuando río deseo viajar en el 28
Pero estoy lejos
añorando
Siento en mis venas
lo que es un fado.
4 comentarios:
Le falta la música y es un fado. Realmente bonito, también añoro ese 28 y su conductor calvo...
...con sus ojazos azules que sólo yo vi...
Me encanta y la foto igual.
Bss.M.
Aysss esos ojos azules que te guardaste para ti solita...
Lisboa quedará en el recuerdo por muchas cosas entre ellas el tranvía 28, la hora menos que nos negabamos a tener en cuenta, los pasteis de Belem (ah! y las gafas de Armani a 5 euros!!)...
Lo dicho, ¡yo vuelvo!
Pues yo en Lisboa me encontré con unos ojos negros de largas pestañas. Para mí es una ciudad de blanco y negro, de contrastes y deseos. De ser bella sin creerlo. Y volver es la idea que llevamos siempre en los bolsillos.
Muy bonito, Mer.
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