Quisiera convencerme de nuevo
Otro mundo es posible
pero la realidad es una impresentable
Golpea una y otra vez mi conciencia
cual piñata.
Los pedazos que consigo
no resuelven la crueldad
ni el sinsentido
ni la pobreza
ni el miedo
ni el inmovilismo.
Somos seres conscientes que huyen
de lo que la conciencia supone.
Cada día el drama se pluraliza
a la misma velocidad que mi impotencia.
La ceguera como aliada se acomoda
llamando a la sordera selectiva.
Mientras la conciencia huye
me deja esta sensación
de vacío inútil
mis ojos se cierran en banda
deseando que al abrirlos
todo esté perfectamente maquillado
para poder seguir con la comodidad
de mi vida inestable.
Esto es un grito inútil
una confesión de mi futilidad
una justificación por nacer
en el lado (presuntamente) correcto del mundo.
No sirve, enoja.
No soluciona, ni calma
No es suficiente, ni solidario
Mi llanto silencioso
es una lágrima que sonroja.
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